Uno de los patrones de auto-sabotaje que más me ha limitado ha sido el miedo a ser juzgado o rechazado.
¿Cómo me ha afectado?
Mis relaciones no han sido naturalmente genuinas.
No he sido mi yo auténtico en redes.
No me sentía cómodo siendo yo.
Ser consciente de este patrón y liberarte conscientemente, hará que tus relaciones sean más auténticas, atraigas personas similares a redes y te sientas cómodo siendo tú mismo.
Hoy es el día 15 eliminando el auto-sabotaje en 30 días. Puedes leer el resto de días en mi sección de publicaciones.
Cuando tienes miedo al rechazo construyes una máscara.
Esa máscara, creada por el ego, es la imagen que quieres mostrar al mundo para ser validado y reconocido, reprimiendo en la sombra tu autenticidad más pura.
La palabra persona proviene etimológicamente de máscara, un término que alude a la imagen que proyectamos ante los demás
Este concepto plantea el gran dilema humano: ¿debemos ser fieles a nosotros mismos o responder a lo que los demás esperan de nosotros?
Esta es una batalla interna constante, un equilibrio entre la persona que debo ser y la que quiero ser.
La máscara se origina en la infancia.
Como seres sociales por naturaleza, dependemos del cuidado y la aprobación de nuestros padres o cuidadores.
Para garantizar su amor y protección, creamos una máscara que se adapta a sus expectativas, una estrategia de supervivencia que asegura nuestra aceptación.
Sin embargo, esta máscara, aunque necesaria en los primeros años, puede convertirse en una carga en la adultez.
Con el tiempo, la máscara puede asfixiarnos. Nos cuesta distinguir entre nuestra verdadera identidad y el personaje que hemos creado.
El poeta Gilbert Branson describe la paradoja de la máscara: la usamos para ser amados, pero termina impidiendo precisamente eso.
Al esconder nuestra verdadera identidad, atraemos a personas que se relacionan con la máscara, no con nuestro auténtico ser.
Por eso las relaciones terminan acabando y decepcionando. De primeras muestras tu máscara, pero con el tiempo te acomodas y sale tu sombra.
El miedo a la soledad nos lleva a mantener relaciones que no nos representan, perpetuando una soledad aún más profunda: la soledad en compañía.
Como decía Sartre, “si estás mal solo, estarás mal acompañado”.
La verdadera libertad comienza cuando aceptamos el riesgo de ser nosotros mismos, con nuestras luces y sombras, sin temor al rechazo.
Integrar nuestra sombra —esas partes de nosotros que rechazamos o escondemos— requiere humildad y autocrítica.
Nadie está exento de las programaciones inconscientes de la infancia.
Nuestra primera percepción de las cosas suele estar filtrada por el niño o la niña que fuimos, por lo que siempre debemos cuestionar si nuestras acciones buscan proteger, complacer o asumir responsabilidades ajenas.
Ser consciente de este proceso no significa haberlo superado, sino mantener una actitud de vigilancia constante.
La sombra siempre está ahí, como un “monstruo” que acecha.
Incluso al alejarnos de las influencias de nuestra infancia, podemos recrearlas en nuevas relaciones o entornos, como si un “hechizo” nos persiguiera.
La clave es dudar de nuestra percepción, ser prudentes y estar dispuestos a trabajar en nosotros mismos hasta el final.
La mejor guía hacia la autenticidad es el miedo.
No se trata de perseguir sueños, sino de enfrentar los miedos, porque detrás de ellos está la transformación que anhelamos.
El miedo es ambivalente: señala lo que deseamos hacer, pero también lo que amenaza al ego, al personaje que hemos construido.
Cuanto mayor es el miedo, mayor es el potencial de cambio.
Si te da miedo exponerte en redes, hazlo.
Si te da miedo hablar primero, hazlo.
Si te da miedo pedir perdón, hazlo.
Darte el permiso de escoger ser tú, y confiar en que eso es suficiente.
Si ser tú causa conflicto en el mundo externo, no es tu problema.
Jesús decía que debemos volver a ser como niños para entrar en el “reino de los cielos”.
Esto implica recuperar la mirada curiosa y valiente del niño interior, que explora el mundo a pesar del temor.
Esa “ansiedad agradable” que siente un niño al enfrentarse a lo desconocido es la que nos impulsa a crecer.
La vida con la que soñamos está al otro lado de nuestros miedos.
Solo desde la autenticidad, desde una identidad sólida, podemos ofrecer ayuda genuina a los demás, sin proyectar nuestras carencias en ellos.
Integra tu sombra y des-haz tu máscara
1. La máscara:
Escribe 3 frases que describan cómo sueles actuar para agradar o ser aceptado.
“Finjo que soy _____ para que los demás crean que _____.”
Finjo que soy siempre positivo para que los demás crean que tengo la vida resuelta. Finjo que no me afecta lo que dicen para que crean que soy fuerte.
2. El origen:
Reflexiona y escribe:
“¿De dónde viene este comportamiento?
¿A qué necesidad emocional de la infancia responde?”
Buscaba que mis padres me vieran como el hijo perfecto para no decepcionarlos.
3. El coste:
Describe cómo esta máscara te ha alejado de ti o de relaciones auténticas.
“Esta máscara me ha hecho sentir _____ y me ha impedido _____.”
4. El verdadero yo:
Completa esta frase con honestidad:
“Si no tuviera miedo al rechazo, hoy me permitiría mostrarme como alguien que es _____.”
Vulnerable, humilde, amoroso, genuino.
5. El acto valiente:
Haz un pequeño compromiso con tu autenticidad. Responde:
“Esta semana, voy a hacer esto aunque me dé miedo: _____.”
Puede ser compartir algo vulnerable en redes, iniciar una conversación incómoda, decir no a algo que no quieres.
El 19 de julio en Barcelona organizo un evento donde haremos una integración de la sombra y desharemos la sombra todos juntos.
Será un evento de alto impacto, junto a dos profesionales más de la salud integral y relaciones.
Nos vemos en Barcelona. Link aquí.
De viernes a domingo estaré de staff en un evento presencial en Barcelona, y estaré poco activo por redes.
Nos leemos pronto familia.
Un abrazo,
Álvaro.